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Best Famous Agua Poems

Here is a collection of the all-time best famous Agua poems. This is a select list of the best famous Agua poetry. Reading, writing, and enjoying famous Agua poetry (as well as classical and contemporary poems) is a great past time. These top poems are the best examples of agua poems.

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Written by Federico García Lorca | Create an image from this poem

La Guitarra

 Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas de la madrugada.
Empieza el llanto de la guitarra.
Es in?til callarla.
Es imposible callarla.
Llora mon?tona como llora el agua, como llora el viento sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora por cosas lejanas.
Arena del Sur caliente que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco, la tarde sin ma?ana, y el primer p?jaro muerto sobre la rama.
?Oh guitarra! Coraz?n malherido por cinco espadas.


Written by Federico García Lorca | Create an image from this poem

Romance Son?mbulo

 Green, how I want you green.
Green wind.
Green branches.
The ship out on the sea and the horse on the mountain.
With the shade around her waist she dreams on her balcony, green flesh, her hair green, with eyes of cold silver.
Green, how I want you green.
Under the gypsy moon, all things are watching her and she cannot see them.
Green, how I want you green.
Big hoarfrost stars come with the fish of shadow that opens the road of dawn.
The fig tree rubs its wind with the sandpaper of its branches, and the forest, cunning cat, bristles its brittle fibers.
But who will come? And from where? She is still on her balcony green flesh, her hair green, dreaming in the bitter sea.
--My friend, I want to trade my horse for her house, my saddle for her mirror, my knife for her blanket.
My friend, I come bleeding from the gates of Cabra.
--If it were possible, my boy, I'd help you fix that trade.
But now I am not I, nor is my house now my house.
--My friend, I want to die decently in my bed.
Of iron, if that's possible, with blankets of fine chambray.
Don't you see the wound I have from my chest up to my throat? --Your white shirt has grown thirsy dark brown roses.
Your blood oozes and flees a round the corners of your sash.
But now I am not I, nor is my house now my house.
--Let me climb up, at least, up to the high balconies; Let me climb up! Let me, up to the green balconies.
Railings of the moon through which the water rumbles.
Now the two friends climb up, up to the high balconies.
Leaving a trail of blood.
Leaving a trail of teardrops.
Tin bell vines were trembling on the roofs.
A thousand crystal tambourines struck at the dawn light.
Green, how I want you green, green wind, green branches.
The two friends climbed up.
The stiff wind left in their mouths, a strange taste of bile, of mint, and of basil My friend, where is she--tell me-- where is your bitter girl? How many times she waited for you! How many times would she wait for you, cool face, black hair, on this green balcony! Over the mouth of the cistern the gypsy girl was swinging, green flesh, her hair green, with eyes of cold silver.
An icicle of moon holds her up above the water.
The night became intimate like a little plaza.
Drunken "Guardias Civiles" were pounding on the door.
Green, how I want you green.
Green wind.
Green branches.
The ship out on the sea.
And the horse on the mountain.
Original Spanish Verde que te quiero verde.
Verde viento.
Verdes ramas.
El barco sobre la mar y el caballo en la monta?a.
Con la sombra en la cintura ella sue?a en sus baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fr?a plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana, las cosas la est?n mirando y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato gardu?o, eriza sus pitas agrias.
?Pero qui?n vendr?? ?Y por d?nde.
.
.
? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, so?ando en la mar amarga.
Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando, desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito, este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo, Ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser, con las s?banas de holanda.
?No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, ?dejadme subir!, dejadme hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de l?grimas.
Temblaban en los tejados farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal, her?an la madrugada.
Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca.
?Compadre! ?D?nde est?, dime? ?D?nde est? tu ni?a amarga? ?Cu?ntas veces te esper?! ?Cu?ntas veces te esperara, cara fresca, ***** pelo, en esta verde baranda! Sobre el rostro del aljibe se mec?a la gitana.
Verde carne, pelo verde, con ojos de fr?a plata.
Un car?bano de luna la sostiene sobre el agua.
La noche se puso ?ntima como una peque?a plaza.
Guardias civiles borrachos en la puerta golpeaban.
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Preciosa Y El Aire

 Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas, huyendo del sonsonete, cae donde el mar bate y canta su noche llena de peces.
En los picos de la sierra los carabineros duermen guardando las blancas torres donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua levantan por distraerse, glorietas de caracolas y ramas de pino verde.
Su luna de pergamino Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado el viento que nunca duerme.
San Cristobal?n desnudo, lleno de lenguas celestes, mira a la ni?a tocando una dulce gaita ausente.
Ni?a, deja que levante tu vestido para verte.
Abre en mi dedos antiguos la rosa azul de tu vientre.
Preciosa tira el pandero y corre sin detenerse.
El viento-hombr?n la persigue con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbr?a y el liso gong de la nieve.
?Preciosa, corre, Preciosa, que te coge el viento verde! Preciosa, corre, Preciosa! ?M?ralo por donde viene! S?tiro de estrellas bajas con sus lenguas relucientes.
Preciosa, llena de miedo, entra en la casa que tiene, m?s arriba de los pinos, el c?nsul de los ingleses.
Asustados por los gritos tres carabineros viene, sus negras capas ce?idas y los gorros en las sienes.
El ingl?s da a la gitana un vaso de tibia leche, y una copa de ginebra que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando su aventura a aquella gente, en las tejas de pizarra el viento, furioso, muerde.
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Soneto

 Largo espectro de plata conmovida
el viento de la noche suspirando,
abri? con mano gris mi vieja herida
y se alej?: yo estaba deseando.
Llaga de amor que me dar? la vida perpetua sangre y pura luz brotando.
Grieta en que Filomela enmudecida tendr? bosque, dolor y nido blando.
?Ay qu? dulce rumor en mi cabeza! Me tender? junto a la flor sencilla donde flota sin alma tu belleza.
Y el agua errante se pondr? amarilla, mientras corre mi sangre en la maleza mojada y olorosa de la orilla.
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Nocturnos De La Ventana

 1 

Alta va la luna.
Bajo corre el viento.
(Mis largas miradas, exploran el cielo.
) Luna sobre el agua, Luna bajo el viento.
(Mis cortas miradas, exploran el suelo.
) Las voces de dos ni?as ven?an.
Sin el esfuerzo, de la luna del agua, me fu? a la del cielo.
2 Un brazo de la noche entra por mi ventana.
Un gran brazo moreno con pulseras de agua.
Sobre un cristal azul jugaba al r?o mi alma.
Los instantes heridos por el reloj.
.
.
pasaban.
3 Asomo la cabeza por mi ventana, y veo c?mo quiere cortarla la cuchilla del viento.
En esta guillotina invisible, yo he puesto las cabezas sin ojos de todos mis deseos.
Y un olor de lim?n llen? el instante inmenso, mientras se convert?a en flor de gasa el viento.
4 Al estanque se le ha muerto hoy una ni?a de agua.
Est? fuera del estanque, sobre el suelo amortajada.
De la cabeza a sus muslos un pez la cruza, llam?ndola.
El viento le dice “ni?a” mas no puede despertarla.
El estanque tiene suelta su cabellera de algas y al aire sus grises tetas estremecidas de ranas.
Dios te salve.
Rezaremos a Nuestra Se?ora de Agua por la ni?a del estanque muerta bajo las manzanas.
Yo luego pondr? a su lado dos peque?as calabazas para que se tenga a flote, ?ay! sobre la mar salada.


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Muerte De Anto?ito El Camborio

 Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan voz de clavel varonil.
Les clav? sobre las botas mordiscos de jabal?.
En la lucha daba saltos jabonados de delf?n.
Ba?o con sangre enemiga su corbata carmes?, pero eran cuatro pu?ales y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan rejones al agua gris, cuando los erales sue?an ver?nicas de alhel?, voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir.
Antonio Torres Heredia, Camborio de dura crin, moreno de verde luna, voz de clavel varonil: ?qui?n te ha quitado la vida cerca del Guadalquivir? Mis cuatro primos Heredias hijos de Benamej?.
Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en m?.
Zapatos color corinto, medallones de marfil, y este cutis amasado con aceituna y jazm?n.
?Ay Anto?ito el Camborio, digno de una Emperatriz! Acu?rate de la Virgen porque te vas a morir.
?Ay Federico Garc?a, llama a la Guardia Civil! Ya mi talle se ha quebrado como ca?a de ma?z.
Tres golpes de sangre tuvo y se muri? de perfil.
Viva moneda que nunca se volver? a repetir.
Un ?ngel marchoso pone su cabeza en un coj?n.
Otros de rubor cansado, encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos llegan a Benamej?, voces de muerte cesaron cerca del Guadalquivir.

Book: Reflection on the Important Things