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SALIH Y KARIM in Spanish


LOS JÓVENES

El escribiente, Salih de nombre, aprendió su oficio beneficiándose de la educación y conocimientos que se impartían a los dos hijos del Pasha Azm de Damasco, hijo del jardinero y de una de las criadas de palacio, se crió entre sus muros hasta que alcanzó la edad y la capacidad de ganarse por sí mismo la vida y el suficiente atractivo, como para ser considerado un peligro para el harén del palacio

En aquellos días la cultura era patrimonio de los ricos, en el muchacho confluían por un lado la sencillez de la gente común y la cultura de la gente privilegiada y por otro lado el don y la sensibilidad de plasmar por escrito cualquier encargo convirtiendo los sentimientos en delicados poemas.

Desde muy niño, Salih el escribiente había sido el compañero de juegos de Karim, el hijo menor del Pasha, eran, por tanto, de similar edad y como hermanos, inseparables tan solo al final del día, a la hora de volver cada uno a sus respectivas familias y por tanto a su verdadero mundo, salvo la noche, el resto del tiempo compartían todo: educación, juegos y confidencias. Juntos vivieron su infancia y adolescencia y también juntos, precisamente en esta época de sus vidas sufrieron un hecho que marcaría las vidas de ambos para siempre:

Una mañana a principios de verano tras cumplir con sus maestros y tareas, ambos muchachos, decidieron acercarse a un palmeral de frondosa vegetación en las afueras de la ciudad, por el cual corría un riachuelo, el paraje lo completaba un torrente que vertía en una poza su agua fresca y cristalina a la que iban con frecuencia a darse un baño y eso fue lo que hicieron esa misma mañana; una vez en el paraje, se despojaron de sus ropas, como siempre, sin más pudor que el mirarse de reojo y comparar el propio desarrollo con el del compañero, para después sin más preámbulos zambullirse y disfrutar del baño.

LA TRAGEDIA

Cerca de ese paraje tenía su refugio un pastor que con tres ayudantes y un perro cuidaban de un gran rebaño de cabras, Ocurrió que uno de ellos contempló la escena de los muchachos y corrió a contárselo a los otros que, dejando sus tareas acudieron a mirar el baño de los adolescentes y mientras tanto trazaron su oscuro plan: tres de ellos inmovilizarían a un muchacho y el cuarto se cuidaría del otro. Esperaron hasta que dieran por terminado el baño y se presentaron frente a los jóvenes, sin mediar palabra les aprisionaron y condujeron hasta el cobertizo donde abusaron de los dos a su antojo. Una vez los cuatro agresores satisfechos, arrojaron a bastonazos a los muchachos amenazándoles con que si contaban algo, ellos dirían que fueron los mismos jóvenes los que previamente les provocaron y que antes de los pastores, ya los muchachos se satisfacían mutuamente.

Abusados y apaleados recogieron su ropa entre las risas y burlas de los agresores, alejándose perplejos y doloridos a otro lugar a lavarse y a tratar de eliminar los restos del asco y la suciedad que sobre ellos habían derramado y regresaron a casa sin mediar palabra.

LOS DÍAS SIGUIENTES

Las clases se suspendieron a partir del día siguiente por la indisposición de Karim, así que yo, Salih, ayudaba a mi padre en las tareas del jardín. Siempre que preguntaba por Karim me decían que se encontraba indispuesto pero nadie me pidió ningún tipo de información sobre lo que ocurrió el día de los fatídicos hechos. Pasó algo más de una semana hasta que Karim reapareció, pálido y ojeroso, parecía que le habían extraído toda la sangre de las venas, cuando me acerqué a él, por saludo apenas me dedicó una media sonrisa, no hubo palabras.

Pasados unos días, ambos reanudamos las clases compartidas, pero la alegría había desaparecido de él, era como si la salud y la vida hubiesen huido. Karim no parecía el mismo ni siquiera físicamente, el tiempo pasó pero ni el pacto de silencio entre ambos consiguió erosionar nuestra mutua confianza, nos distanciamos y ya nada volvió a ser igual entre nosotros.

EL HERMANO

Karim tenía un hermano dos años mayor, de nombre Uns al Uchud, era corpulento y también muy viril; compartía con nosotros, pero no siempre, las clases de literatura admiraba a los héroes de la antigüedad a Gilgamesh de Babilonia y al Rustem de Firdusi, pero siempre decía que él sería como Saladino, valiente y justiciero y ante todo noble; a las clases a las que nunca faltaba eran a las de matemáticas, aparte optó por la formación de las armas y a diario recibía de un maestro entrenamiento en el manejo de la cimitarra y la daga; su comportamiento era de natural guerrero: arrogante, socarrón y orgulloso y gustaba de las bromas pesadas siendo su principal víctima su hermano Karim del que decía que no descansaría hasta convertirle de niño a hombre.

Uns al Uchud presumía de haber perdido su virginidad en unos baños del desierto, conocidos porqué lo regentaba un grupo de mujeres “profesionales” que se encargaban, entre otras, de esa tarea; era tradición entre los poderosos llevar allí a los primogénitos para cambiar su estado de hombría. A Uns al Uchud, por su temperamento y fama de mujeriego en Damasco, no era fácil encontrarle esposa y a pesar de la riqueza y el prestigio de su familia, no siempre las casaderas estaban dispuestas a unirse a él. Se ocupaba como heredero de gestionar el patrimonio de su padre y por su conocido carácter estaba especialmente dotado para intimidar y por tanto cobrar a los deudos y las rentas de su familia.

Y LA FAMILIA

La familia del Pasha se completaba con dos esposas, de la segunda esposa nació una niña de increíble belleza y fragilidad, oculta de las miradas de todos, su educación y crianza se realizaban exclusivamente en el harén, su padre le puso nombre extranjero pues pensaba que reflejaba con mayor sensibilidad su belleza. Fleur, la llamó, nombre que la describía a la perfección a la criatura. Karim la adoraba y pasaba muchas horas a su lado, simplemente contemplando aquél pequeño bulto que se revolvía en su cuna rodeada de perifollos.

La familia era atendida por un pequeño y organizado ejército de sirvientes: las labores del jardín eran responsabilidad del padre de Salih, mientras, la madre se ocupaba de la intendencia en la cocina y ayudaba a la cocinera principal, robusta y de mucha edad y que por ello se movía con mucha dificultad, el servicio del Pasha lo componían varios matrimonios, a cuyos hijos, pero ninguno de ellos gozó con la proximidad y el honor de compartir compañía y educación con los hijos del Pasha. Con el tiempo y, una vez alcanzada cierta edad se les invitaba a abandonar el palacete y por tanto la dependencia y la protección de la familia y a vivir por sí mismos la realidad de la vida es decir probar la libertad y la capacidad de ganarse por si mismo el sustento, momento qué, para Salih no estaba ya lejano.

La vida transcurría con aparente placidez entre los muros del palacio Hazm, las estaciones se sucedían trayendo y llevando lluvias y calores, primaveras y fríos inviernos y también ese mismo pasar del tiempo convirtió a los dos jóvenes en hombres adultos, nevó las cabezas de sus padres y trajo el momento temido para Salih, (el día fijado para cumplir la tradición familiar de abandonar definitivamente el palacio había llegado) y para ello se preparó. ante la tristeza de su madre y el sentimiento de todos los demás, y , con el abrazo, la bendición y sólo unas pocas monedas del padre cruzó con determinación el gran portón del palacete y se lanzó al encuentro de su nueva vida ya fuera de los muros del palacio.

LA PARTIDA

El mismo día de su partida Salih solicitó ver a Karim para despedirse de él, pero todo quedó en intento. Karim decidió por su cuenta hacía tiempo dar por muerta la relación de complicidad y amistad con Salih y así, destruir todo lo que pudiera constituir un recordatorio del fatídico suceso, incluso al compañero, víctima y testigo de aquello que para siempre mató su inocencia y se llevó por delante una gran parte de su vida. En cuanto a Salih, tampoco nunca habló de ello con nadie pero en su interior, también algo había muerto, no sentía ningún impulso amoroso apropiado a su juventud, se había convertido en una especie de eunuco del amor, se volvió serio, desconfiado y muy reservado y de alguna forma sentía agradecimiento por la forma en que Karim había manejado la distancia entre ellos.

No obstante, enterado Karim de la hora de la marcha de Salih, decidió, a través de un sirviente enviarle como despedida junto con su silencio, dos recuerdos que les había unido durante mucho tiempo: una vieja caja de madera de sándalo con un tintero de tinta color verde, palilleros y cálamos o plumines para diferentes trazos y grosores de escritura y un viejo pergamino que presidía sus clases de caligrafía y literatura. En ese pergamino había unos versos escritos caligrafiados en los cuatro tipos de letra diferentes en los que a ambos les habían enseñado a escribir y que decían así:

En letra riqaa:

El destino ha escrito el mérito de los generosos,

pero tu mérito, hasta ahora, no ha sido inscrito.

¡Ojalá Dios no deje huérfana a la humanidad,

pues tú, por tus dones, eres el mejor de los padres!”

Con letra rayhán:

Hay una pluma cuyos beneficios han abrumado a todos los países;

en cuanto pone su sello hay ventajas para todas las regiones.

Los cinco ríos de sus venas, que corren por todas partes,

son sus cinco dedos”.

Y letra tulut:

No hay escritor que no desaparezca,

pero el tiempo inmortaliza lo que su mano ha escrito.

No escribas con tu letra nada de lo que no puedas alegrarte al verlo el día del Juicio”.

Con letra musaq:

Cuando abras el tintero del poder y del bienestar,

procura que tus tintas sean la generosidad y la magnanimidad.

Prescribe el bien siempre que sea posible,

así ennoblecerás mejor que con las alabanzas de la pluma”.

LA SEPARACIÓN

Con tan sólo las monedas recibidas de su padre en el bolsillo, la caja de plumas y el pergamino obsequio de Karim, lo primero que había que pensar ahora era en una forma inmediata de ganarse la vida. Sobre el comercio en la práctica lo ignoraba todo, al igual que de los oficios, su único conocimiento era el manejo de la pluma, la caligrafía. Era hábil tanto escribiendo, redactando y transmitiendo emociones y sentimientos como documentos comerciales, había prácticamente leído todo lo que la biblioteca del palacio contenía, la historia y la poesía antigua, las crónicas guerreras de los antepasados del Pasha, tratados de Arte, de Astronomía y de Comercio y hasta las técnicas para la fabricación de tapices.

El día que cruzó el gran portón del palacio se dio cuenta de que también, atravesaba una frontera desconocida, que dejaba atrás un mundo viejo, pero cómodo, que todo eso era ya el pasado y el nuevo mundo que se abría a sus ojos suponía el futuro; una incertidumbre que no tenía nada que ver con su vida anterior. Hasta ahora no se había percatado de que ni siquiera era diestro en tratar con otra gente que no fuera la que había conocido desde niño.

Lo más inmediato, pensó, es encontrar una forma de ganarme la vida y también encontrar un lugar donde poder guarecerme.

Continuamente se preguntaba: ¿Dónde me llevará el destino? Y pedía insistentemente a Dios que guiara sus pasos.

Y así, con esos primeros pasos por las calles de Damasco se iniciaba también el comienzo de su nueva vida. La actividad de la ciudad le parecía a Salih frenética pero él sentía como que todavía no formaba parte de ella, Esa nueva vida de momento era solamente algo en lo que aun no se había sumergido, una nada que se desplazaba en lento movimiento.

Su instinto le dirigió hacia el zoco Al-Hamidiyah, imponente edificación con su alta techumbre, sus comercios abarrotados de todas las mercancías imaginables y la impresionante mezcla de bullicio y griterío de los aguadores, de los vendedores de zumo de granada, de los comerciantes llamando a sus tiendas, a los cafés y las discusiones en sus transacciones, su respiración captaba los diferentes olores, el humano junto a los exquisitos aromas de perfumes, incienso, jabones y toda clase de especias, el de las maderas preciosas junto al del pan recién hecho y el de suculentos guisos; todo ello flotando en el ambiente del gran pasaje mientras lo atravesaba escoltado a ambos lados por enormes rollos multicolores de alfombras y por la fantasía de los trajes de novia que esperaban compradora, expuestos sugerentemente a las puertas de las tiendas. Incluso se detuvo fascinado ante un encantador de serpientes y extrañado ante el barbero dentista.

Ante Salih se mostraba en su esplendor un nuevo universo diferente a todo lo que hasta ahora conocía pero al tiempo, desafiante y extraño y oscuro igual que el gran corredor iluminado por los potentes rayos de sol que atravesaban en diagonal la techumbre.

La acumulación de sensaciones, provocaban en sus sentidos una fascinación y un atontamiento agradable en el que solo cabía flotar y dejarse llevar por el Destino.

LA PRIMERA NOCHE FUERA DE CASA

Las horas fueron pasando y con ellas llegó la noche; las puertas de los comercios del zoco se cerraban una tras otra en una sinfonía ruidosa de traqueteo de portones; la gente, que momentos antes abarrotaba tanto la vía principal como los callejones adyacentes desaparecía como por encanto, asimismo no quedaba ni rastro ya de los maniquíes, de las tiendas de ropa, de los rollos de alfombras ni del enjambre de los pequeños puestos portátiles, trastos y mercancías con las que momentos antes continuamente se tropezaba. Poco después ante la oscuridad, todo había desaparecido completamente como por arte de magia y el silencio y la soledad absoluta reinaban en todas las calles. Solo el chorrillo de la fuente del zoco podía escucharse, era todo lo que quedaba de aquel bullicio.

Salih en su distracción ni siquiera había escuchado las repetidas llamadas a la oración desde la Mezquita. El joven se dio cuenta de que con el divagar y el tumulto de emociones, no solo había olvidado sus oraciones sino que tampoco había comido ni bebido nada, se acercó a la fuente y con la jarrita de lata que reposaba en el pilón se sirvió agua y con las manos se refrescó la nuca, su mente voló hacia su antiguo hogar, hacia el plato bien guisado y caliente que su madre le ponía cada noche, su insistencia en que se lo comiera entero porqué “había que crecer y porque necesitaba fuerza”. Pensó en su padre, sabía que en esos mismos momentos se estarían cruzando mutuamente sus pensamientos. Tan seguro estaba como que sus miradas confluían en la poderosa luna llena sobre sus cabezas en ese mismo momento. Y como si le tuviera delante le preguntó:

- Padre, mira como me encuentro. ¿Que hago, donde dirigirme?-

Y al momento recibió la respuesta:

- No me preguntes a mí, pregunta al Padre Supremo, dirígete a Su Casa, aunque la encuentres cerrada y permanece allí hasta que el camino se te muestre.

Salih no dudó de la inspiración, sabía que esa era la respuesta y que ese era el camino que había que seguir. Llegó hasta la llamada “Mezquita de los Omeyas” y se acurrucó en el quicio del Gran Portón, era la puerta más próxima al Gran Bazar, y allí encogido y abrazado a su caja con las plumas la tinta y a su pergamino, pensó que esa noche compartiría cobijo con Saladino y con Juan el Bautista, que con semejante protección nada malo podría ocurrirle, escondió sus posesiones bajo las rodillas y se adormeció cruzando los brazos para protegerse del frío.

Al cabo de un rato notó en la mano un pequeño lametón, abrió los ojos y vio unos pequeños y redondos ojitos. Entre un laberinto de pelo blanco asomaba un pequeño hociquito negro, a su lado, sentado permanecía un perrito. Salih le sonrió y le pasó la mano enérgicamente por la cabeza.

- ¡Que pasa! ¿Te has perdido? ¿Te han abandonado?

El perrito elevó sus orejas y movió hacia un lado la peluda cabeza, como si entendiera las palabras de Salih.

- ¿Tú tampoco tienes casa? - Pues… en la situación en que me encuentro no puedo serte de mucha compañía, ni siquiera yo tengo nada para comer -

El perrito seguía escuchando con atención las palabras que Salih le dirigía.

- Lo mejor será que te vayas y busques a tu amo que quizás esté por aquí.

En contestación a esta despedida, el perrito apoyó su cabeza sobre el pie de Salih y se arrebujó. Salih pensó:

Esto sea lo único bueno que me ha pasado hoy, me lo quedaré, y dirigiéndose nuevamente al perrito le dijo: “Está bien, tú me has elegido, ahora somos una familia de dos, te llamaré “Pillo”. Quizás me traigas buena suerte”.

LA MAÑANA SIGUIENTE - LOS NUEVOS AMIGOS -

A la mañana siguiente se levantaron con el sol y ambos comenzaron a deambular. En torno a la Mezquita. Notaron un fuerte y agradable olor a pan recién hecho, se acercaron a la panadería y con una moneda compraron un pan, el panadero obsequió al perrito con un pequeño dulce y Salih se dio cuenta de que “Pillo” iba a ser un buen socio. Siguieron andando sin rumbo y pasaron por delante de una carnicería donde el dueño justamente estaba levantando el cierre. Al verles a los dos, al dueño le salió un espontáneo:

- ¿Ha comido el perrito?

A lo que Salih, no menos espontáneamente respondió:

- Ni el perro ni el amo. Y le contó de dónde procedía y su primera experiencia en la calle.

- Pasa y te daré algo para ti y algo para el perro ¡pero no os acostumbreis! Ni vengáis todos los días.

Salih recogió un envoltorio de carne, que aunque no muy fresca, les solucionaba a él y a Pillo el sustento de ese día, agradeciendo a Hasán, el generoso regalo y a Dios, siguieron su camino. De esta manera conocieron al primer personaje de su nueva vida. Hasán el carnicero, rechoncho y de rostro amable y rojizo. El perrito, caminaba al lado de su amo moviendo frenéticamente el rabo en señal de alegría, efectivamente, había demostrado ser un buen socio y muy astuto y seguro también que buen compañero a ambos se les veía felices con tan solo la compañía mutua y un paquete de carne un poco atrasada.

LA VIDA EN PALACIO

Mientras Salih caminaba los primeros pasos de su nueva vida, la vida en el palacete transcurría placenteramente salvo por el estado de Karim; cada día más pálido y más encerrado en sí mismo, seguía, no obstante, ocupándose con responsabilidad de las tareas que su padre le iba encargando a pesar de su cada día más débil estado, no salía del palacio y sus visitas se reducían al harén y sólo para ver a su hermana, la pequeña Fleur en la que buscaba la inocencia que a él le arrebataron.

Tan evidente era el estado de deterioro de Karim que no pasó desapercibido a su hermano Uns al Uchud que decidió comentarlo con su padre, ambos trataron el caso y creyeron que la mejor opción sería buscarle inmediatamente una esposa, adjudicarle unas habitaciones del segundo piso y esperar que el nuevo estado y el hecho de tener compañía y quizás descendencia produjeran en el muchacho un cambio a mejor.

Sin embargo, esto tenía su pequeño inconveniente ya que Uns al Uchud el hermano mayor permanecía soltero pues no encontraban esposa dispuesta a compartir su vida con él por su temperamento brusco e imprevisible y sobre todo por su fama de mujeriego. Por otra parte no era costumbre en la familia casar a ningún hijo antes que al primogénito. A pesar de ello el Pasha decidió que se empezara a buscar candidata para el hijo menor entre las mejores familias de Damasco y, a su vez, amonestó al hermano mayor para que se mostrara educado y accesible ante las candidatas destinadas a su hermano y facilitar la elección. Todo ello lo comunicaron a la madre, la primera esposa del Pasha y por tanto madre de los dos hermanos y ésta empezó a mover los hilos a través de sus contactos y de una casamentera para buscar a Karim la mejor esposa disponible.

En el palacio se produjo un cambio que afectó a la madre de Salih: la cocinera principal contrajo una enfermedad que la mantenía imposibilitada, ante ello, los amos la designaron cocinera principal en sustitución de la anterior, de la cual había aprendido todo en los fogones y a la que incluso llamaba “madre” y le asignaron a una muchacha de la servidumbre como ayudante. La esposa del jardinero y madre de Salih no cabía de gozo; sus desvelos en el palacio eran recompensados con un cargo de responsabilidad. Dentro del pequeño universo que suponía la vida aislada del exterior por sus altos muros, había vivido toda su vida, se casó y fue madre. Ahora daría de comer a todos y la tarea la llenaba de honor y gozo. Sólo le quedaba la amargura de no ver a su hijo. Desde que salió por el portón no había recibido ninguna noticia de él.

LA ACTIVIDAD DEL ZOCO

Al siguiente día, mientras el zoco despertaba, entraba el primer cliente en la carnicería de Hasan, se trataba de Kan ma Kan un viejo platero del zoco.

- ¡La Paz sea contigo Hasan!

- Y contigo la Paz Kan ma Kan!

- ¿Como van las cosas?

- Flojas, -

¡Dímelo a mí!, por lo menos a ti no se te estropea la mercancía.

- Ya, pero la gente gasta poco y es exigente. Hoy, tengo un encargo muy difícil: En una placa de homenaje a un Ulema tengo que grabar una oración en un tipo de letra que desconozco, no tuve el valor de decir que no podía hacer el encargo, por el prestigio y por el dinero que suponía y ahora no sé cómo responder.

- Ummm…Dijo Hasan, quizás yo pueda ayudarte.

-¿Me vas a grabar tú la placa con tu cuchillo de descuartizar? -, dijo Kan ma Kan en un tono jocoso.

- No, pero quizás pueda tener la respuesta. Escucha: Acabo de conocer a un joven, culto y bien criado que acaba de salir del palacio Hazm para ganarse la vida, se ha beneficiado de la educación de los hijos del Pasha, no tiene más oficio que la caligrafía y la escritura que domina con -según dice- cierto arte. Va con un perrito blanco deambulando por el zoco, quizás si le encuentras él te pueda resolver el problema.

- ¡Los caminos del Señor son insondables! Quizás, Él me dirigió a tu tienda a primera hora y no mi necesidad de provisiones. Enviaré a mi pequeño a buscarles.

Kan ma Kan, era viudo y vivía con su hijo nacido de una joven esposa que falleció en el parto, el niño, vivaracho y despierto -no podía ser menos, criado en las callejuelas y ambiente del zoco era aún muy joven y con poco interés y pulso para aprender el oficio de su padre, de momento solo le ayudaba (poco) a pesar en la balanza las placas de plata y jugaba y callejeaba (mucho) con los hijos de otros comerciantes, eso daba por resultado una pequeña banda de revoltosos conocidos por todos en el zoco y a los que se les encargaban recados desde los comercios: ir a por los almuerzos y a por té, ayudar con los cestos pesados a los clientes, entregar mensajes y a veces repartir ellos mismos las mercancías.

Así que Kan ma kan hubo encontrado a su pequeño en la tienda le encargó localizar a Salih, El chico, reunió la banda y se dispersaron por los cuatro puntos cardinales del zoco en búsqueda de un joven con un perrito blanco y una caja de madera La búsqueda produjo un rápido efecto y Salih fue localizado y dirigido a la tienda de Kan ma Kan. Una vez intercambiados los saludos de rigor, el platero expuso su problema a Salih, éste mostró al platero el pergamino que llevaba en el que se apreciaban los cuatro tipos de letra en los que sabía escribir, uno de los cuales encajaba perfectamente con el encargo del Ulema, Salih se ofreció a hacer una plantilla e incluso a manejar la grabadora si el platero le enseñaba a hacerlo, de esta escena era testigo la pequeña banda de beduinos (así llamaba el platero a su chaval y secuaces) y el perrito que muy formal y con las orejas tiesas y moviendo continuamente el rabo parecía entenderlo todo.

La plantilla se hizo, el platero grabó y su hijo sacó brillo transformando una placa de plata ennegrecida por el tiempo en un auténtico espejo y por tanto el encargo se entregó cobrando su importe del cual se separó una parte para el calígrafo.

La tienda de Kan ma Kan era muy modesta, con un ventanuco por escaparate y una estrecha puerta, el interior era tan oscuro como las placas de plata que reflejaban en su superficie el tiempo que llevaban en espera de cliente. Había también un mostrador sobre el que reposaba una báscula con dos juegos de pequeñas pesas, casi de juguete, que servían para pesar y valorar la plata y fijar los precios, a un lado, una vitrina con algunas pequeñas joyas: pendientes, pulseras, anillos y collares de piedras semi preciosas y alguna que otra tetera decorada artísticamente y juegos de té completos, todo ello labrado primorosamente en plata que él consideraba sus obras maestras, nada había en la tienda que indicase prosperidad. Una vez liquidado el trabajo Salih visitaba al platero con cierta asiduidad, uno de esos días el platero, cayendo en el estado de abandono de Salih se dirigió a él en éstos términos:

- ¿Como es posible que un joven que acaba de vivir en un palacio muestre un estado tan desaliñado?

- Maestro: He pasado dos noches durmiendo en el quicio del portón de la Mezquita. Ya que no tengo casa propia me dirigí a la de Dios, allí se me acercó esté perrito, ahora vamos los dos juntos por el camino. Deambulando por el zoco llamamos la atención de Hasan el carnicero que nos obsequió con un paquete de provisiones, cubro mis necesidades en los aseos públicos junto a la mezquita. De momento no tengo más. Quizás Dios me dirija a algo mejor que esto.

- Hasan me dijo que te educaste con los maestros de los hijos del Pasha.

- Si, así fue, es costumbre que debo agradecer a la familia del Pasha, que desde niño me eligió para compañero de juegos y compartir la educación de su hijo menor Karim, un honor siendo sólo el hijo del jardinero y de una sirvienta. Pero es norma de la casa que al llegar los hijos de los sirvientes a la edad de ganarse la vida por sí mismos deben abandonarla y vivir por su cuenta.

- Tengo una proposición temporal que hacerte: Por una parte mi hijo es un niño carente de cultura, es un pequeño golfillo, un día quisiera que llevara mi oficio pero por su desenvoltura quizás el zoco le ofrezca algo mejor. No obstante quisiera formarle y prepararle lo mejor posible para la vida que tendrá que afrontar. Por otra parte, en mi casa dispongo en la trasera de un modesto cobertizo con un patio un pilón y un retrete que podría cederte para tu uso a condición de que durante no menos de dos horas al día enseñes a mi hijo algo de tus conocimientos. si le concedes algo más es cosa tuya, hasta que quizás, la vida te conceda algo mejor que esto que te ofrezco.

Salih consideró esto como una especie de milagro, de ayuda que le venía del más allá materializada en el encuentro, primero con el perrito, luego con Hasan, el carnicero y ahora con Kan ma Kan el platero y su pequeño hijo. Y mirando al perrito le dijo:

- Pillo ¡Gracias a Dios! Parece que esta noche ya no dormiremos en la calle.

- Y dirigiéndose al platero le dijo: Acepto y lo agradezco ¡Que Dios te bendiga por siempre! ¿He de firmar el compromiso?

-Dios responde de nuestras palabras, esta noche al cierre, ve a esta dirección, allí te facilitaré la llave y cenaremos juntos, hasta entonces ¡Que Dios te acompañe y te dirija! Sigue, mientras, por el zoco a ver si encuentras algo de trabajo

Así lo hicieron, Salih visitó ese día muchas tiendas, se presentaba ofreciendo su oficio, pero nada le surgió y llegó desanimado a la hora de la noche. ¡Esfuerzo en vano, pensó! Hubiera sido un éxito presentarme ante Kan ma Kan con un trabajo conseguido. Y así llegaron hasta la vivienda del platero; era una casa sencilla de una planta con un arco por entrada en la que había una vasija de barro con agua fresca, una pequeña jarra para servirse los necesitados y un artístico llamador, tocó y al rato apareció Kan ma Kan que nada más ver la cara de cansancio le dijo:

- No hubo suerte, ¿verdad?. - No desesperes, eres joven, no te dejes vencer. - -Sed bienvenidos a esta casa. Pasa y te enseñaré tu cuarto-.

Atravesando la casa llegaron a una pequeña puerta muy antigua con cuarterones, viejos clavos y remaches, atravesando la cual se mostró un patio con muros de adobe, un pilón del que manaba agua fresca, una frondosa parra y un bien conservado cobertizo dentro del cual había un camastro, un pequeño fogón, una mesa y en el suelo una gastada alfombra, todo muy viejo y usado pero muy limpio.

Éste es el alojamiento del que te hablé: Tú dirás si es de tu conveniencia. En otros tiempos el negocio daba incluso para tener una sirvienta, aquí se alojaba, ayudaba a mi esposa en su enfermedad; cuando falleció despedí a la criada. Por una parte no quise ser blanco de murmuraciones ni por otra cargarme con más gastos y responsabilidades que los de cuidar a mi hijo. Tendrás que adecentarla un poco por ti mismo. Y en cuanto al chico, he pensado que esas dos horas que emplearás en su educación, si te parece, las fijemos a primera hora, recién despierto y despejado estará más receptivo a la enseñanza y luego tendremos plena libertad todos para afrontar nuestras obligaciones.

¡Que Dios te bendiga! Esto es mucho más de lo que podía imaginar, sea todo como tu deseas.

Pues entonces ¡Aséate un poco!, acéptame estas monedas por el pago de tu trabajo de esta mañana y compra una muda de ropa limpia mañana mismo.

EL ZOCO, EL GRAN PADRE QUE DE TODOS SE OCUPA

Al cabo del rato todos acabaron en la mesa, dando cuenta de un guiso de cordero, por cierto de la carnicería de Hasan, pero éste no estaba nada atrasado.

En la mesa cambiando impresiones sobre el día Kan ma Kan apuntó:

- No veo que hayas perdido el tiempo como dices.

El hecho de haberte dejado ver por las tiendas puede ser una oportunidad para que te den trabajo. Verás, todo vendrá con el tiempo, durante los próximos días creo que deberías seguir visitando comercios y exponiendo tus conocimientos, pero me parece que no es práctico que te tengan que ir a buscar si necesitan, como yo, de tus habilidades. El Zoco es un universo de oportunidades en el que hasta los niños – ya lo has visto por este pequeño beduino- ,si se mueven consiguen trabajo. Yo llevo mucho tiempo en él, te puede ir mejor o peor, pero el Zoco es el gran padre que de todos se ocupa. Piensa lo que te voy a decir: A partir de mañana a los que visites diles que podrán encontrarte en un sitio fijo. El final del corredor central, pasado el arco cerca de la Mezquita es un buen sitio, toma la mesa del cobertizo y una silla, transpórtalas y establécete allí con tus plumas y tu tinta, yo te haré un pequeño préstamo para que puedas comprar papel, ya me lo devolverás; mucha gente de la Mezquita gusta que le escriban oraciones, pasarlas por los sepulcros y guardarlas como amuleto, quizás pudieras empezar a ganarte la vida como escribiente.

Los consejos de Kan ma Kan se iban alojando en la cabeza de Salih llenando de luz sus ojos y su cara. No podía creer su suerte y pensaba que lo que le estaba ocurriendo era un sueño. Salih, agradeció una vez más al platero toda la ayuda recibida digna de un padre, incluso Kan ma Kan se ofreció a acompañarle a algunos de los comercios y presentarle él mismo a los propietarios a los que le unía cierta amistad.

Esa noche Salih y Pillo durmieron plácidamente y al despuntar el día siguiente a las siete de la mañana comenzó a “civilizar” al pequeño beduino, en el que encontró un pequeño personaje dispuesto y muy inteligente, pero todo estaba por hacer.

Pasaron algunos días y el plan determinado por el platero se iba cumpliendo. Salih había visitado muchas tiendas del zoco, casi todo el mundo sabía lo que hacía y donde podían localizarle. Había encontrado un pequeño rincón en el zoco a la izquierda mirando al portón de la Mezquita y ahora se sentía como un comerciante más.

Ahora, iba limpio en su túnica de un blanco inmaculado, siempre con su kufiyya en la cabeza unas veces roja y otras negra, sobre la mesa disponía a diario sus hojas en blanco, su tintero y colgaba del muro el pergamino con los cuatro tipos de letra, por último abría con esmero la caja de las plumas cuyos plumines relucían como el oro.

La primera misiva la dirigió a sus padres, al palacio; en ella les contaba todas las noticias, les informaba con detenimiento de los acontecimientos, de donde vivía y trabajaba o mejor “intentaba” trabajar. A los pocos días recibió la respuesta de los padres a través de los criados que iban al zoco a comprar, (de palabra, pues los padres no sabían leer ni escribir) por ello, al recibir noticias del hijo, tuvieron que recurrir a Karim para que les leyese la misiva, ello propició que Karim se enterase indirectamente de la vida que llevaba su antiguo amigo. Como respuesta a la misiva a sus padres, los criados le contaron sobre el llanto de alegría de su madre al recibir noticias de su hijo, también supo que su padre estaba enfermo de una extraña dolencia que tenía preocupada a su madre, y también se enteró de su nuevo cometido al frente de las cocinas de palacio, y desde aquél día los recaderos siempre que iban al zoco se acercaban al escritorio de Salih para llevarle algo procedente de la cocina de palacio, de la cual Pillo siempre participaba e incluso el platero llegó a degustar alguna muestra sublime de los dulces de su madre.

NOVEDADES EN PALACIO

Las otras noticias que le llegaban del palacio eran que después de tantos intentos, por fin habían conseguido encontrar esposa apropiada a Uns al Uchud, el hermano mayor de Karim resultando ser la hija de uno de los poderosos que gobernaban el país, era conocida por ser tan hermosa como independiente y tener un carácter tan fuerte como él. También los esfuerzos de la madre habían dado su fruto encontrando una joven digna para Karim. Aunque abiertamente había manifestado a su familia su deseo de no contraer jamás matrimonio. Sus negativas habían sido ignoradas por sus padres que decidieron que pese a su obstinación era lo que necesitaba, una esposa y procrear. El muchacho ante ese futuro y debido al suceso sufrido en el pasado, enfermaba y languidecía todavía más. Desaparecido Salih el hermano mayor Uns al Uchud se había convertido en su confesor, al que reafirmó que él nunca se casaría. Uns al Uchud no se lo tomaba en serio, y cada vez con más frecuencia le hacía blanco de sus pesadas bromas con lo cual la situación para Karim se convertía cada vez en más insoportable. Llegó el día en el que el tema del matrimonio se abordó seriamente en la familia y tras una larga discusión acordaron que los dos hermanos se casarían el mismo día, sólo que Uns al Uchud lo haría en primer lugar con lo que la tradición del matrimonio del primogénito en primer lugar se cumpliría y en segundo se harían unas bodas fastuosas a las que sería invitada la mejor sociedad de Damasco. De acuerdo con la reconocido prestigio y generosidad de la familia, tendría que ser un acontecimiento esplendoroso. Y comenzaron los preparativos para las bodas.

LA CARTA

Esta es la carta de renuncia que me pediste y que dos poetas escribirán por mi.

Esto va por tu destino:

El primer poeta dijo:

A ti, que permaneces fijo y atado a un destino que no es motivo de vanagloria,.

A ti que eres listo y cultivado; abandona tu patria y destiérrate.

¡Emprende el viaje! ¡Algo encontrarás a cambio de lo que abandonas!

Conságrate al trabajo! Las dulzuras de la vida residen en él.

He observado que el agua estancada se descompone;

pero si se trata de agua corriente, siempre es buena; sólo si no corre es mala.

Si la luna no se moviese, no la contemplaría a cada instante el ojo del observador.

El león, si no abandonase la guarida, no cazaría.

La flecha, si no partiese del arco, no haría blanco.

El lingote de oro no vale más que el polvo cuando no ha sido extraído de la mina.

El incienso si se transforma perfuma y si cambia de lugar, aumenta su valor; pero si se queda en su origen no asciende de rango.

Y esto otro va por tu estado, que también es el mío:

Y el segundo poeta concluyó:

Estoy perplejo, no cabe duda, con mis asuntos.

¡Por el Clemente! Me han llegado pesares que no sé de donde proceden.

Tendré paciencia para que las gentes sepan que fui sufrido con cosas más amargas que la mirra.

¡Cuán hermosa es la bella paciencia que proviene de la fe!

Lo que el Señor destina a las criaturas ocurre.

El más íntimo de mis secretos lo expresa mi rostro, en lo más recóndito de mi pensamiento vive también tu secreto.

Si lo que yo encierro reposase en las montañas, las aplastaría, si en el fuego, lo apagaría, si en el viento, este no correría.

Si hay alguien que dice que el tiempo trae las alegrías, es porque antes han existido días más amargos que la hiel”.

Pido al Clemente que nos vuelva a reunir. Éste es un favor que Dios concede a quien quiere”.

Tu hermano, Karim.

Debidamente sellada con lacre, Salih hizo llegar la carta a través de su madre a Karim.

LAS BODAS

Tras semanas de preparativos el día de las dos grandes bodas llegó al palacio, la servidumbre se había multiplicado; por la mañana el gran patio era un hormiguero de actividad, se desplegaban alfombras de Persia y de los muros colgaban tapices de seda de China, almohadones de Damasco junto a mesas, muebles y multitud de utensilios de exquisito gusto, los floristas trabajaban en una bella alfombra de flores naturales, los bancos y fuentes se engalanaban con guirnaldas de rosas e incluso se controlaba el funcionamiento de los surtidores de las fuentes. Una especie de maestro de ceremonias se encargaba de distribuir los espacios para la orquesta tradicional y las cantoras, se fijaban los sectores donde celebrarían las mujeres y aparte los hombres y por supuesto, anteriormente a eso, un ala del palacete había sido preparada y asignada a los dos nuevos matrimonios y aún se transportaban los últimos enseres a las respectivas cámaras nupciales todo estaba ya a punto.

Mientras, los dos hermanos se dirigieron al Hammam a cumplir la tradicional costumbre de masajes y aseo. Allí mismo se desarrollaba la siguiente conversación entre ellos:

- Te veo deprimido hermano, para ser el día de tu boda. ¿Algo te preocupa?

- No, especialmente salvo que ya sabes que no quiero casarme.

- Tu esposa es bella y cultivada, haréis buena pareja.

Salih respondió simplemente con una media sonrisa.

- Si lo que te preocupa es la noche de bodas, le pediré a padre que te deje un frasquito que él mismo usa, con unas gotas del mismo se resolverá tu timidez y descuida, que te comportarás como se espera. -

¿Se espera que me comporte de alguna forma especial?

- No, sólo lo normal, que consumes tu matrimonio con éxito y que la noche te sea larga y placentera.

- Tú sabes que yo no he estado con mujer todavía. Tú caso no es el mío.

- Ella tampoco ha estado con varón, pero no te preocupes, básicamente sabes lo que hay que hacer y cómo; a ella, su madre y hermanas la habrán aleccionado sobre lo que debe hacer y cómo debe comportarse para hacer feliz a un hombre.

Y llegó el momento de la ceremonia, los carruajes de los invitados se apretaban en toda la calle y alrededores del palacete, la multitud de curiosos estaba fascinada por el espectáculo, la música, desde el interior, junto a los faroles, velas y antorchas encendidas daban al anochecer un tono mágico, el aroma a jazmines y de las miles de flores flotaba como un perfume embriagador, los padres de los novios con sus mejores galas recibían en el interior a los invitados que iban llenando poco a poco el escenario, hubo un momento de silencio y admiración cuando el hijo mayor Uns al Uchud apareció en el recinto, lo extraordinario de su indumentaria añadido a su natural porte provocó la admiración de todos los presentes, (sobre todo de las mujeres). La fiesta comenzaba a la espera de los dos baldaquines que traían a las novias la música sonaba con una leve cadencia, la Darbuka y el Mazhar, el Laúd y el Mijwiz, el Ney y la Zurna parecían sostener una íntima conversación para poco a poco ir subiendo progresivamente el ritmo y el tono. Y cuando se pensó que todos los invitados ya esperaban, apareció el cortejo de la primera novia, transportada en un rico palanquín rojo y dorado con cortinas de seda a juego que preservaban a la novia de la curiosidad y precedida por una orquesta de músicos, el cortejo enfiló la calle y entró en el palacete causando una apoteosis de emoción, griteríos y zagrutas. La novia descendió resplandeciente, ricamente ataviada y fue cariñosamente saludada y conducida al sitial de ceremonias junto a sus familiares. A continuación apareció el segundo cortejo que anunciaba a la futura esposa de Karim, no menos espectacular y colorido, también acompañado de músicos y de un grupo de niños que arrojaba pétalos de rosa a su paso, igualmente atravesó el pórtico de la entrada, la gente en el exterior enloquecía de entusiasmo y siguiendo la costumbre ceremonial se procedió a la segunda bienvenida, descendió la novia con un deslumbrante vestido dorado sus manos y pies dejaban ver complicados dibujos en henna y junto con las joyas que portaba parecía un rayo de sol. Fue recibida con gran cariño por la familia pero había una notable ausencia que había pasado inadvertida hasta ese momento: Karim. Uno de los contrayentes no estaba. Para que no se considerase una descortesía el padre, apurado, envió rápidamente a por él, pero al rato los criados volvieron sin encontrarle, preguntaron a Uns al Uchud y tampoco él sabía nada, la gente empezó a sentirse confundida, los gritos de alegría se fueron apagando para convertirse en discretos murmullos, los familiares de la novia, muy serios, simplemente se dedicaban a observar, mientras, se movilizó a toda la servidumbre en busca del novio.

Al cabo del rato, un criado apareció con una carta y se dirigió al Pasha, éste apartándose de los invitados, rasgó el sobre. En la hoja de papel solo había cuatro palabras:“Nunca me casaré. Perdón”. Los ojos del padre no podían dar crédito a lo que leía ¿Por qué? ¿Por qué Karin había permitido llegar hasta el final y dejar que todo esto ocurriera? Apresuradamente llamó a su lado a Uns al Uchud y le informó, a continuación, se dirigió a su esposa, la madre de Karim, llamó a los padres de ambas novias y juntos se retiraron a una de las estancias de la casa. El Pasha como un muerto, informó a los padres de las novias del contenido de la carta que provocó un gran desconcierto entre los reunidos. No solo estaba en tela de juicio su hijo sino toda su familia y su reputación. Si no se daba una solución feliz la familia se convertiría en el hazmerreír de Damasco. Ante la situación y el posible escándalo el padre de la novia asignada a Uns al Uchud, se dirigió al Pasha:

- No veo inconveniente para que la boda de tu hijo y mi hija no se celebre. Confío en ti, nos conocemos casi desde niños, estoy seguro que encontrarás una solución, por mi parte, ¡sigamos adelante! Al menos con una boda, y ya encontrarás el modo de resolver la segunda.

- ¿Y mi hija? Intervino el padre de la novia designada a Karim. Ha sido abandonada y repudiada sin, ni siquiera, haberla conocido, nunca podremos casarla decentemente, esto es una ofensa para ella y para toda nuestra familia, nosotros confiábamos en unir nuestras familias, formar un núcleo sólido, todo se ha venido abajo, evidentemente nosotros no somos culpables de la situación.

El Pasha en principio propuso una importante compensación económica al padre de la novia asignada a Karim que no fue aceptada y los tres quedaron en silencio. Silencio que asimismo reinaba en el jardín del palacete, los invitados, sabedores de la situación y desconcertados no sabía si marcharse o quedarse, ante eso, los portones se cerraron lo que impidió que en primera instancia la situación reinante se transmitiera a las calles y se ordenó que circularan bebidas entre los invitados. Tras unos momentos de reflexión, el padre de la novia destinada a Karim intervino:

- Haré mi propuesta, quizás no esté todo perdido. Aceptaré la compensación económica sólo con la condición de que mi hija se convierta en la segunda esposa de tu hijo mayor, al fin y al cabo nosotros tenemos dos esposas cada uno. Las familias quedarían unidas tal como estaba previsto, tu reputación como padre quedaría a salvo pues la decisión sería considerada poco menos que Salomónica, tu hijo mayor obtendría dos perlas por esposas y te llenarían de descendientes y por otra parte la virilidad de tu hijo Uns al Uchud se afirmaría y no solo compensaría la fuga del pequeño sino que su fuga quedaría totalmente ignorada por todos.

- Esa solución no lo es tanto para mí, medió el padre de la novia asignada a Uns al Uchud, ya que mi hija entró a esta casa con la condición de esposa única, nada de esto estaba previsto, no podría dar mi consentimiento sin contar con ella, no se trata de una mercancía.

- ¡Ni yo sin contar con la mía! intervino el otro padre.

- ¡Bien, sea!, llamemos a las novias, expongamos y consultemos también con mi hijo el posible pacto. Así se hizo, el primero en llegar fue Uns al Uchud y aceptó de inmediato el compromiso. A continuación llegaron ambas novias, la novia asignada a Karim, se sintió fascinada por Uns al Uchud desde que lo vio a lo lejos. La primera esposa asignada a Uns al Uchud era más temperamental e independiente y daba menos importancia a las cuestiones románticas. Una vez todos reunidos, se informó de nuevo de la situación. La novia de Uns al Uchud pidió hablar a solas con la de Karim y ambas se retiraron, durante el tiempo de la deliberación se ordenó servir a los invitados más refrescos y que volviera a sonar la música, así se hizo y el ambiente alegre volvió a flotar en el gran patio. Mientras, las novias a solas, tras saludarse y conocerse iniciaron la conversación con la supuesta frustración de la fuga de Karim. Intervino decididamente la novia asignada a Uns al Uchud:

- Esta es una muy buena familia considerada en Damasco y tenemos asegurada una buena vida. Si tú estás de acuerdo, a mi no me importa que Uns al Uchud nos tenga a ambas por esposas, eso me hará de alguna forma disponer de más libertad. El carácter de Uns al Uchud es dominante y el mío también, quizás eso nos lleve a tener fuertes discusiones, el papel de otra persona, en este caso, tú, actuaría como moderador, tu carácter aparentemente es más dulce, creo que podríamos llevarnos bien te aseguro que por mi parte no recibirás ni maltrato ni celos.

- Eres generosa y aunque dices que tienes el carácter fuerte, tu gesto denota bondad y nobleza, es mejor para mí quedarme en lo que ya conozco que afrontar un matrimonio incierto. Al ser rechazada por Karim, es posible que lo consideren de mal augurio y eso me impida conseguir otro marido y tener una familia. Esta familia es grande, como grande es el marido, no tendré problemas en compartir todo contigo al fin y al cabo algún día tendremos que hacernos cargo de todo esto y quizás sea una carga muy pesada en todos los sentidos y una gran responsabilidad para una mujer sola, nuestros hijos crecerán juntos y serán hermanos bien avenidos y yo, desde este momento ya te considero como mi hermana.

De acuerdo, entonces, ¡Salgamos e informemos de nuestra decisión! Salieron las dos novias y comunicaron su decisión que fue afirmativa, sin aportar más detalles. Pero aún había otro fleco que someter a negociación. El padre de la segunda novia solicitó que la indemnización que el Pasha ofreció a la novia de Karim había de ser dividida en dos partes iguales entre las familias de ambas novias. Hubo un tira y afloja que finalmente dejó a las partes satisfechas y por fin se dio vía libre a la solución final y a la boda.

Al día siguiente todo eran comentarios en el zoco, pero en general en la calle se respetaba la decisión y sobre todo se hacían bromas acerca del nuevo marido, especialmente sobre su resistencia y su responsabilidad para llevar tan joven un matrimonio tan peculiar.

EL NEGOCIO DE SALIH

HISTORIA DE LA CANTORA Y DE LA ESPOSA TENTADA

De todo ello supo Salih y pensó que su misiva a Karim había causado el efecto que se proponía y confiaba en que Karim, (aunque a destiempo) no solo hubiera salvado su vida sino que en algún lugar podría haber iniciado una nueva y muy distinta. Él pasaba el día en se el zoco en su puesto, el negocio no iba mal, tampoco los servicios que prestaba daban para mucho, escribía muchas cartas para gente sencilla entre familiares, comunicaba nacimientos, bodas y fallecimientos, conflictos de herencias, insinuaciones amorosas y en su tiempo libre plasmaba para sí mismo sus sentimientos en versos que no difundía, también escribía algún relato para los pequeños imaginando que eran para el hijo que nunca tendría.

Su familia, aparte de sus padres la componían su perrito, el platero y el pequeño beduino, que prosperaba en su educación y hacía sus primeros progresos con la lectura y la escritura. Su puesto en el zoco era testigo de la vida en si misma, la gente le pedía escritos sobre el amor para sus amadas, él era incapaz de sentir amor físico por nadie, su amor era filial hacia sus padres y de cariño hacia los que le rodeaban pero nunca amor físico, no después de aquello. Las cartas de amor que le solicitaban las tomaba de poemas de los clásicos, escribía también canciones para las cantoras siempre obteniendo la inspiración de la misma fuente.

Una de ellas vino a complicar más las cosas al enamorarse perdidamente de Salih, la enamoró su físico, su bondad y sensibilidad, es decir: toda su persona. Un día se le manifestó en estos términos:

- Por tu físico y forma de ser, tú debes ser descendiente de la tribu de José. Tú sabes, sin duda que Zuleika se enamoró de él y no era correspondida. Se hizo cortes en las manos ante la belleza del muchacho y por su amor, pero no fue correspondida. Si tú me amases yo haría lo mismo, pero con la sangre de mis manos escribiría sobre tu pecho “Te quiero”.

El muchacho se sintió muy turbado pero también asustado y con una leve sonrisa solo acertó a contestar:

- No deberías pedirme canciones de amor si tu sabes componer estrofas tan sinceras y apasionadas.

- Una vida mejor de la que llevas yo podría ofrecerte, tengo dos sobrinas y necesitamos quien nos proteja, no te faltaría nada, te presentaría gente influyente, muy influyente.

El desinterés de Salih provocaba aún más pasión en la cantora, todos los días iba a verle con el pretexto de encargarle versos y canciones que pagaba puntualmente y que ayudaban de alguna manera a la marcha del negocio, simplemente la soportaba, la atendía y nada más. Finalmente la despechada cantora encontró consuelo con perfumista.

Tenía también Salih otro cliente peculiar, era el dueño de una de las tiendas más importantes del zoco, vendía alfombras y muebles antiguos, era un hombre mayor y tenía una esposa muy joven. Por una apuesta con un envidioso comerciante se apostaron a que la fidelidad de la esposa no era invencible, acudieron a Salih a que escribiese unas cartas supuestamente redactadas por un anónimo pretendiente. Salih, como siempre amparándose en los clásicos y con su mejor caligrafía preparó unas maravillosas cartas de amor que el pequeño beduino o alguno de su banda debían encargarse de entregar, (una cada día), en el domicilio del comerciante de alfombras a su joven esposa sin, por supuesto, descubrir a quién las escribía o pagaba que no era otro que su marido. La contestación de la joven esposa era esperada pero los chiquillos que, volvían día tras día sin ella. Ante la seguridad del marido complacido y seguro de la honestidad de su esposa, se le pidió a Salih un poco de atrevimiento en la redacción, ante lo cual acudió a poetas un poco más explícitos en materia física-amorosa, pero ocurrió, que al cambiar la estrategia y pasar del romanticismo sublime al amor más carnal y explicito, un día se obtuvo por respuesta un “Quizás” y al día siguiente un “Pudiera ser” Esto destrozó no solo la confianza del marido en su joven esposa, sino que se dio cuenta que tontamente había perjudicado por una fanfarronada su prestigio, el de su esposa y, por tanto la estabilidad de su matrimonio. No obstante decidió jugar todo a la última carta y encargaron a Salih un escrito en el que se fijaba una cita a un día, a una hora y en un lugar concreto. Así se hizo y se entregó. Nunca más se volvió a ver juntos al marido y al comerciante, se supo que la joven esposa, cedió y finalmente acudió a la cita anónima encontrándose con su marido en lugar de con el supuesto amante y que finalmente fue

repudiada.

EL DESENLACE

Salih se había convertido en un testigo mudo y viviente de como en realidad era la mayoría de la gente, proclives a la lujuria, los celos, la traición y la ambición…nada que ver con los que aprendió de sus libros. Los comportamientos humanos eran en general ordinarios y miserables, sólo los encargos que procedían de la Mezquita le ponían feliz, entre los fieles había corrido una especie de rumor: Se creía que las Suras del Corán y los rezos que Salih escribía eran bien escuchados, y que producían maravillosos efectos; su trabajo iba por tanto en aumento, ahora vendía rosarios con los 99 Nombres de Dios, y versos propios que escribía en los ratos cuando no tenía clientes. Se había convertido a los ojos de todos en un personaje noble y bueno con una reputación bien ganada y muy buenos ingresos.

El tiempo pasaba y Salih seguía viviendo en el cobertizo que le cedió el joyero, ahora más habitable, el pequeño estudiante hijo del joyero se había ya convertido en un joven bien educado, tanto en la conversación como en los modales, la cantora se había decidido por obsequiar con su pasión a otro, él, seguía manteniendo una buena amistad con Hasan el carnicero y en el zoco se había ganado a pulso fama de honrado, discreto y serio; adoraba a su perrito y el sentimiento de cariño era mutuo, eran fieles compañeros, la familia había empequeñecido un poco ya que su padre que había soportado una penosa enfermedad durante años, falleció aunque la madre todavía vivía y se manejaba perfectamente en la organización de la cocina ahora aliviada y compartida con las dos jóvenes esposas, que por cierto llenaron el palacio de risas infantiles y colmaron al Pasha de descendientes.

Un día recibió noticias de Karim, que le hicieron feliz, le llegaron a través de un mercader de alfombras turco quién le entregó una carta sellada en los siguientes términos:

En el nombre de Dios el Compasivo el Misericordioso.

Hermano Salih:

Espero que estas líneas hayan podido llegar a tus manos. En aras de nuestra amistad y el profundo afecto que nos une y en agradecimiento por tu ayuda cuando la necesité, deseaba decirte, que los versos que me dedicaste me mostraron claramente el camino que debía seguir.

Pocas horas antes de la celebración de la boda, salí de incógnito abandonando mi casa y mi país; tomé un caballo y al galope me dirigí al puerto de Tiro donde el primer bajel me condujo a Turquía, estoy bien, Gracias a Dios, mejor que entre mi familia, entre la cual vivía atribulado. Ciertamente soy ahora libre y he podido comprobar que la libertad tiene para mí, más ventajas que inconvenientes la soledad, vivo en Bodrum en una pequeña casa junto al mar donde cultivo un pequeño huerto y esto junto a una barca y la pesca provee mis necesidades, medito, estudio y vivo una vida contemplativa, tengo cuanto necesito, no le pido nada más de la vida.

Espero y deseo que tú hayas encontrado la paz y que tu estado de salud sea tan bueno como el que yo te deseo. ¡Por Dios, te ruego que esta carta quede entre nosotros!

Quizá como tú me decías, el destino nos vuelva a reunir algún día.

Que la paz y la misericordia de Dios estén siempre contigo.

Tu hermano Karim.

Si llegase el día del reencuentro - pensó Salih - le contaría con placer a Karim la escena de la que no hace mucho fue testigo: Estando en el zoco reconoció a uno de sus agresores al más viejo y repugnante que transitaba por uno de los callejones más estrechos, ocurrió, que, por casualidades del destino se le cayeron al suelo unas monedas, se agachó a recogerlas pero al tiempo, un asno, posiblemente debido a la fuerte picadura de un insecto propinó una coz al aire que fue a dar en la sien del viejo dejándole muerto en el acto. Salih, espectador a lo lejos pensó, que si bien había sido una muerte miserable había sido demasiado rápida para lo que el otro se merecía. Karim nunca pudo enterarse pues en su carta no mencionaba ninguna dirección de remitente ni tampoco ningún deseo de respuesta a su carta.

El tiempo seguía su inexorable curso y Salih se encontraba un poco cansado, pensaba que sin haber salido del pequeño universo en el que se movía, lo había visto todo y que mucho de lo que había visto y vivido en realidad no le había gustado, no ambicionaba más. La experiencia sufrida en su juventud le seguía pesando, tenía la percepción de que poco le quedaba ya por hacer en el mundo.

Un día a media mañana dos etéreos personajes se presentaron en su puesto, Salih se vio a si mismo levantándose de su silla y marchar con ellos como viejos conocidos en dirección a la Mezquita. Pero llegó la noche y Salih permanecía sentado en su puesto, parecía haberse quedado dormido sobre su escritorio. Pillo se apresuró a gruñir para avisar que era hora de irse a casa pero Salih no respondía, el perrito le estiraba de la túnica pero Salih, seguía sin responder. Salih había muerto con su pluma en la mano, su cabeza reposaba para siempre sobre unos versos que acababa de escribir:

Tiembla la luna

Tiembla la luna al llegar la noche y ver lo que el hombre ha hecho en el tiempo del sol;

y sus fases no son más que el deseo de, poco a poco, anularse, y desaparecer,

pero llegada la fase en la que casi lo ha conseguido, su cara oculta le aconseja tener fe,

y de nuevo, como quién cae cansado y vuelve a levantarse,

con la ayuda del sol renace hasta el esplendor,

para comprobar que todo sigue igual,

y de nuevo desear extinguirse y desaparecer.

Y así será por toda la eternidad.

Tiembla la luna.

El perrito pasó la última noche como pasó la primera, a los pies de Salih y en la calle.

Al día siguiente, al descubrirse que el escribiente no estaba dormido, sino muerto, se formó un corrillo alrededor del puesto. Unos niños dijeron haber visto como Salih se iba el día anterior con dos hombres vestidos de blanco en dirección a la Mezquita pero al parecer esto lo pudieron ver solamente los niños y en la Mezquita ningún adulto les vio.

El cuerpo de Salih fue recogido y enterrado sencillamente por Kan ma Kan el platero, por el “pequeño beduino”, por Hasan el carnicero y el perrito que, en último lugar seguía al cortejo; la madre se consolaba de la gran perdida pensando que su hijo ya estaba en un lugar mucho mejor.

El alma de Salih había sido ya recogida por los dos personajes que resultaron ser ángeles custodios.

Tras el entierro Pillo, no encontrando el puesto de su amo, regresó al lugar en que conoció a su dueño, al quicio de la gran puerta de la Mezquita, quizás pensando que, como el primer día, le encontraría allí y en ese mismo sitio se acurrucó a la espera. No soportando la ausencia y aullando continuamente, al día siguiente murió de pena.

Dios llama pronto a los que aprecia.


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