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Oscuridad En Aguascalientes
el psiquiatra
deberías haber visto venir
se dijo a sí mismo este
como la puerta estaba cerrada en sus narices y
todas las aguas hirvientes
todos los rayos del sol
no puede calmar a aquellos que no quieren ser
la calma y
todas las pasiones de este mundo solo
todas las distracciones que impiden que las atenciones de un segundo
no puede detener el flujo constante de
intento de asesinato
cuando su en la punta de la lengua
cuando candelabros de Raskolnikov se agarró con fuerza en un
la mano.
"doctor, mi problema es este ---
me he encontrado a caminar por la cuerda floja entre el sexo y la muerte
donde i necesita más de una o la otra
usted ve, el espacio entre
no ha dejado de cumplir. "
asintiendo con la cabeza, el psiquiatra quiere estar tan lejos de la oficina como sea posible
pero, se puso en esta situación ---
"usted ha encontrado el inclinarse hacia uno u otro extremo?"
el hombre apretó los dientes con micrófonos en los ojos ---
"me encuentro queriendo joder a todas las mujeres que veo."
recostado en su cómoda silla y tomando este último comentario con calma,
el psiquiatra piensa a sí mismo cuántas veces ha pensado en ello ----
lo extraño un pensamiento, de querer tener relaciones sexuales con el mundo,
que quieren una erección perpetua
querer eyacular en todos los océanos
de querer lamer la tierra hasta que brota de las aguas termales ---
"bueno, es eso posible? parece un objetivo inalcanzable --- tal vez debería poner tu mente en algo más fácil?"
"doctor, yo os digo, que el calor me está ---
a pesar de que creció aquí
aunque sé que no va a vivir para siempre
mi deseo es cada vez peor
tengo que coger o matar
uno u otro y
esta agitación en mi mente está llamando a uno más que el
otros."
buscando la forma más rápida de la puerta,
reducir los saltos de su cómoda silla
hacer un descanso para él,
pero ya es demasiado tarde ---
el hombre sentado frente a él salta
más rápido,
que es mucho más joven,
mucho más rápido,
y deja el psiquiatra no hay tiempo para escapar.
las lágrimas de distancia león a su presa y
un charco de sangre llena la oficina.
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Andrew Delapruch
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